Como en los últimos artículos que he estado escribiendo,
antes de entrar directamente al análisis que quiero tratar, me gustaría definir
a qué nos referimos exactamente con “fintech”.
“Fintech”, deriva de la combinación de las palabras en inglés
“financial” (finanzas) y “technology” (tecnología) y es usada en la actualidad
para referirse a todas aquellas empresas nuevas (startups) que están relacionadas
al uso de tecnologías digitales en los servicios y productos financieros o más
directamente, bancarios.
Hace algunos días asistí a una charla donde expuso un
ejecutivo de uno de los bancos peruanos más grandes, un banco, que como casi todos
en la actualidad, está embarcado en un proceso de transformación digital que le
permita enfrentar la creciente tendencia hacia la digitalización que sus
clientes y usuarios están atravesando. Fue una exposición donde se debatía el
papel de las empresas “fintech”, si es que estas eran una amenaza para los
bancos tradicionales o más bien eran complementarias o hasta socias de ellos.
La conclusión del ejecutivo fue mucho más por el lado de lo segundo, es decir
que las “fintech” iban a convertirse en un complemento a los bancos
tradicionales para ayudarlos a mejorar sus procesos y servicios, hacerlos más
eficientes y con ello brindar un mejor producto a sus clientes.
Aquí es donde yo comienzo a dudar mucho en si eso es lo que
el mercado, el consumidor, el ecosistema emprendedor y la sociedad en general
realmente esperan de las “fintech”. Puedo entender que para los bancos ese sea
el escenario ideal o esperado, pero ¿es eso lo que realmente uno esperaría? Me
parece que no. Uno esperaría algo sumamente disruptivo en el mercado
financiero, que sea totalmente innovador, en el cual los bancos sientan el
golpe, los obligue a ser no solo más eficientes sino a cambiar su modelo de
negocio. Uno esperaría el Netflix de los medios audiovisuales, el WhatsApp de
los servicios de comunicación, el Uber de los servicios de transporte, el
AirBnb de los servicios de alojamiento.
Y me parece que eso es lo que están buscando los innovadores
del sector financiero en los principales mercados del mundo. Y es bastante
claro que es un proceso complejo y titánico ya que estamos hablando de una
industria sumamente fuerte y consolidada, donde enfrentar a los bancos se puede
volver en una tarea complicada y la cual requiera de muchos recursos
económicos. Además, porque mucho del financiamiento de estas nuevas empresas
proviene igualmente de bancos, bancos mayormente tradicionales, por lo que el
conflicto de intereses puede generarse en cualquier momento de desarrollo de
estas empresas.
La posición de que las “fintech” serán complementarias a los
bancos y se convertirán en sus proveedores y los ayudarán a ser más eficientes
no solo es cómoda sino que puede llevar a los bancos a equivocar sus
estrategias y a no darse cuenta que lo que realmente está en juego en todo esto
es el “core” de su negocio. Un banco vende dinero, recolecta dinero del público
(excedente) y lo presta a personas y negocios que necesitan capital (escasez) y
por ello cobra un precio (interés). Me parece que, independientemente del resto
de servicios conexos donde las “fintech” pueden desarrollarse, este “core” es
el más susceptible de ser atacado por la disrupción de nuevas empresas
innovadoras. Los bancos manejan spreads (diferencial entre la tasa activa y
pasiva, es decir la que paga a los depositantes y la que cobra por sus créditos)
bastante grandes y que en muchos casos son resultados de ineficiencias, poca
competencia, alto riesgo, etc. En países como el Perú, en promedio, el spread
bancario en soles está alrededor del 12%. Entonces aquí viene la gran pregunta:
¿es posible que empresas “fintech” puedan ser más eficientes en realizar el “core”
del negocio bancario? Estoy seguro que sí, y es por ello que es muy importante
incentivar el surgimiento de estas empresas y crear un marco regulatorio que
permita el desarrollo de una competencia que debe ser saludable para todo el
mercado, pero principalmente para el consumidor final (cliente).
Si para los bancos se trata de mejorar eficiencias y
finalmente con ello generar mayores utilidades me parece que van condenados a
una disrupción definitiva en el mediano y largo plazo. Si por el contrario esa
mejora de eficiencias se traslada al cliente final, a mejorar sus precios
(tasas de interés) y comisiones entonces creo que estarán en capacidad de
enfrentar mejor esta disrupción.
En países como el Perú el entorno regulatorio es bastante
restrictivo y no permite crear un entorno competitivo interesante para que
empresas “fintech” puedan desarrollar servicios relacionados al “core” bancario
de una manera más agresiva. Por ejemplo en el Perú no se puede hacer
“crowdfounding” de manera abierta como lo hace Kickstarter en US que sería un
mecanismo ideal para pequeñas nuevas empresas innovadoras y creativas. Es por
ello que creo que debería haber un saludable debate sobre el rol que deben
jugar entidades reguladoras como la SBS y el BCR, ecosistemas innovadores,
universidades y los mismos bancos, para tratar de generar un ecosistema más
amigable que tenga como único fin servir mejor y más barato a los usuarios de
servicios financieros.
Hay que revisar de cerca el caso del Reino Unido, quizás uno
de los países más desarrollados en el tema de “fintech” o casos como el de
Brasil o Colombia en Latinoamérica para ver qué es lo que se está haciendo para
fomentar un entorno de emprendimiento “fintech” más competitivo e innovador. El
gobierno del Reino Unido es un claro ejemplo de cómo convertir al estado en un
ente promotor del ecosistema “fintech”. Podemos revisar el documento preparado
por Ernst & Young por encargo del HM Treasury (que viene a ser el
Ministerio de Economía del Reino Unido) donde se hace relevante el liderazgo
del país en el ecosistema “fintech” mundial y como esto ha sido resultado de
una regulación “simple, transparente y líder en la industria”. Se puede revisar
el documento indicado en este enlace. También podemos revisar un listado
de las principales empresas “fintech” en el Reino Unido aquí para darnos una idea de lo que se está creando.
En este gráfico podemos observar como el regulador en el Reino Unido (FCA) propone un entorno de pruebas de nuevos productos y servicios financieros que están exceptuados de las regulaciones estándares. Una especie de laboratorio de pruebas que permita aprender y ver cómo estos productos y servicios son asumidos por el mercado para después proponer cambios regulatorios que sean de aplicación a todos los productos y servicios financieros que se ofertan en el país. Los resultados están a la vista.
Aquí no se trata de liberalizar el mercado a diestra y siniestra, porque hay que ser claro en que el sector financiero necesita regulación y necesita reglas estrictas, pero estas deben tener como objetivo fundamental fomentar la competencia para que esto finalmente termine reflejándose en mayores y mejores servicios al usuario y el consumidor. Pienso, finalmente, que prefiero un ecosistema “fintech” donde los disruptores sean los que generen el cambio en vez de los incumbentes. Las grandes revoluciones innovadoras, ya lo hemos visto antes, vienen casi siempre de los disruptores. Ah, y no nos olvidemos de las grandes tecnológicas: Amazon, Google, Apple, Facebook, porque por allí también puede venir la disrupción de la industria financiera.
Aquí no se trata de liberalizar el mercado a diestra y siniestra, porque hay que ser claro en que el sector financiero necesita regulación y necesita reglas estrictas, pero estas deben tener como objetivo fundamental fomentar la competencia para que esto finalmente termine reflejándose en mayores y mejores servicios al usuario y el consumidor. Pienso, finalmente, que prefiero un ecosistema “fintech” donde los disruptores sean los que generen el cambio en vez de los incumbentes. Las grandes revoluciones innovadoras, ya lo hemos visto antes, vienen casi siempre de los disruptores. Ah, y no nos olvidemos de las grandes tecnológicas: Amazon, Google, Apple, Facebook, porque por allí también puede venir la disrupción de la industria financiera.
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